Encuentro en la 1ª fase


Hace unos días tuve mi segundo encuentro vía Hangouts con Egill de Islandia. En la primera llamada, Egill no podía verme ni oírme por culpa de algún problema técnico indeterminado. Esto sucedió un martes, así que decidimos intentarlo de nuevo el jueves de aquella misma semana, yo desde mi portátil y él desde uno de los ordenadores de su universidad.


Hangouts funcionó correctamente la segunda vez y ambos pudimos vernos y escucharnos. Yo me encontraba en una de las "peceras" del  tercer piso del CRAI de la UPF de Poblenou cuando llegó la hora de hacer la videollamada.


El martes, ya había notado que Egill escribía con fluidez, buena sintaxis, buena ortografía y que su tiempo de respuesta a mis mensajes en el chat era parecido al mío. Así que esperaba que su expresión oral fuera igual de buena que su expresión escrita.


Egill habla tan bien castellano que nos pasamos 51 minutos conversando. Primero, empezamos presentándonos y luego seguimos el guión que él tenía preparado por encargo de la profesora de español que le enseña a él y a sus compañeros todos los viernes.


Lo llamativo de nuestra conversación son las coincidencias. A los dos nos gusta el fútbol. En el caso de Egill, es ex-futbolista profesional de la primera división de Islandia, mientras que yo sólo he sido amateur. Aún así, experiencias en común como las lesiones sirvieron de hilo conductor de nuestra conversación.


La mayor preocupación de Egill en cuanto a su aprendizaje de castellano es la pronunciación y la coherencia dialectal. Al haber aprendido español en Madrid, prefiere y necesita fortalecer la variante peninsular frente a la influencia que tienen las variantes hispanoamericanas que han aprendido sus compañeros de Islandia. Por ejemplo, en lugar de ordenador, Egill usó computadora. Al preguntarle si esa palabra la había escuchado o aprendido de alguno de sus compañeros, respondió que sí alegando que son más y que las palabras que usan se le pegan fácilmente. Por esta razón, además de que Egill planea venir a España, acordamos que nos comunicaríamos en dialecto peninsular para ayudarlo con sus propósitos.


El otro aspecto que le interesa a Egill es el mantenimiento de lo aprendido. Por lo que hablamos, siente que ha perdido parte de la competencia que había adquirido gracias a su estancia en Madrid. Por esta razón, quiere y necesita ejercitar el uso de su interlengua de forma regular con nativos o personas con un alto nivel de español. Cuando está en clase no tiene problemas si es la profesora la que habla o si son audios porque tienen una velocidad menos que el hablante promedio. Egill ha notado que necesita entrenarse en la comprensión auditiva, sobre todo en lo que concierne a la velocidad y el vocabulario, para poder entender satisfactoriamente a los nativos cuando hablan sin tener en cuenta si lo hacen muy rápido o si usan palabras y expresiones desconocidas o poco claras aún para él.


Para terminar, la experiencia fue tan amena como la conversación en sí. Empezamos con una breve presentación, respondimos la pregunta sobre las necesidades de Egill como alumno de ELE y nos pusimos a conversar como si nos conociéramos más de lo que nos conocemos en realidad. Quisiera destacar que a la media hora de partido, o sea, de conversación, dejamos de lado el tanteo de la formalidad para dejar paso a la cotidianidad de algún que otro joer y alguna que otra interjección palabrotesca que no hacían más que reafirmar mi convencimiento de que la pragmática de Egill está al nivel de cualquier nativo. Sabe cuando salir jugando y cuando enviarla a la grada. Por cierto, es defensa.

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